Carlos Molina

«El Payador Perseguido»
Heraldo de rebeldía, Voz airada ante la injusticia, Voz compañera de los marginales y luchadores, tu Voz Carlos Molina, fue eco en América Latina
Carlos Molina nació en una humilde vivienda de la ciudad de Melo, departamento de Cerro Largo, ubicada en las actuales calles «Luis Alberto de Herrera» y «Agustín Muñoz» el 11 de septiembre de 1927, el payador uruguayo considerado el más importante artista de éste género en el Río de la Plata desde la segunda mitad del siglo XX, según sus propios colegas cantores repentistas, Él fue el mejor de todos.
Junto al también payador Juan Carlos Bares emprende una gira que lo lleva al departamento de Soriano, y acuciados por penurias económicas, se trasladan a Mercedes. Bares recuerda esta gira de esta forma:
Lo único que teníamos eran las guitarras, hambre y cansancio de siglos. Recorrimos a pie los largos kilómetros que separaban una ciudad de otra. Cuando cayó en nuestras manos un poco de dinero, Molina compró queso y longaniza, que para nosotros y en el estado en que nos hallábamos era todo un manjar. Yo adquirí un par de alpargatas, porque las que tenía no resisten ninguna nueva caminata.
En Mercedes actuaron en un bar llamado «El barquito» y posteriormente en la estancia «La alegría». Luego de dar por terminada la gira, Carlos Bares decidió proseguir hacia Paysandú mientras que Molina emprendió el viaje de regreso a Montevideo.
Estuvo preso muchas veces por su ideología anarquista, resistió desde adentro las dictaduras de Latinoamérica, apoyó desde su arte a los más desprotegidos, siempre estuvo de parte de los obreros y jamás cantó para ningún caudillo o partido político alguno, a quienes siempre combatió, con la guitarra y el puñal.
En el año 1956 resultó ganador del Primer Certamen Internacional de Payadores y protagonizó un duelo con Héctor Umpiérrez payador nacionalista y de derechas, que se inició sobre el escenario y continuó con un duelo a facón limpio, del cual Umpiérrez resultó mal herido, al borde de la muerte. Se organizó una misa que fue transmitida por radio, para que la gente rezara por la recuperación de Umpiérrez. Como Él mismo lo afirmara durante el multitudinario asado que se hizo con motivo de celebrarse en el año 2008 su último cumpleaños, se salvó “sólo por voluntad de Dios”. Mientras éste le cantaba a los dictadores como Pinochet quien hasta le regaló una guitarra, quien años más tarde cantaría para dictadores como Gregorio Álvarez o Alfredo Stroessner.
Carlos Molina por otro lado apoyaba distintas huelgas de trabajadores de empresas como FUNSA o en la industria frigorífica.
En el año 1967 fue detenido en Argentina en medio de un concierto, según se decía por cantarle al Ché Guevara y recluido en Bahía Blanca. Este hecho motivó que el poeta Juan Gelman le dedicara esas líneas:
En efecto ese año 1967 fue detenido en Argentina, en medio de un concierto en la ciudad de Bahía Blanca, la poesía «Pensamientos» de Juan Gelman recuerda este hecho:
«Soy de un país donde hace poco Carlos Molina uruguayo anarquista y payador fue detenido en Bahía Blanca al sur del sur frente al inmenso mar como se dice fue detenido por la policía Carlos Molina estaba cantando hilando coplas sobre el océano enorme los viajes los monstruos del océano enorme o coplas por ejemplo sobre el caballo que se acuesta en la pampa o sobre el cielo un suponer Carlos Molina cantaba como siempre bellezas y dolores…» Otra vez en Uruguay, en 1984, Molina cantó en el recibimiento a Alfredo Zitarrosa y enseguida fue emplazado a presentarse ante la policía. En plena dictadura, debía explicar por qué no había mandado las letras para el trámite de censura. Detrás de una mampara otros músicos lo escuchaban explicándole al funcionario que Él era payador y por lo tanto no podía mandar previamente lo que tenía que ser creado en el momento. Como el funcionario insistía, le dedicó una copla:
“Cuando pulso un instrumento
Y me pongo a improvisar
Ahí ya me empiezo a olvidar
Mi copla muere en el viento”.
El «Bardo del Tacuarí», Don Carlos Molina
Fue y es, Carlos Molina, sin lugar a dudas, en la historia nunca escrita del canto popular de los orientales, un hito impostergable e irrepetible.
El canto nacional de raíz popular y testimonial, deberá dividirse en dos capítulos: antes y después de Él. Asumió su compromiso cancionero desde el más humilde y marginado de los estamentos de la creación artística: desde el payador, un cantor repentista proveniente de antiquísimos cauces estéticos, tanto así que Leopoldo Lugones, lo vinculaba a las fuentes grecolatinas de las Églogas de Teócrito y Virgilio.
Pero no queremos en esta ocasión fundamentar la existencia milenaria del payador, sino simplemente recordar con el respeto que se merece, a un hombre que trascendió más allá de su arte, que universalizó su canto, que fue irredento en sus ideas y en sus principios, y que fundamentalmente, murió con la modestia y la humildad con la que había vivido. Y si algo hiciera falta para testimoniar su profunda y libérrima concepción del canto, bastará con recordar un hecho acaecido pocos días antes de su muerte. El 24 de agosto ha sido instituido por Ley nacional «El Día del Payador» en recordación a la fecha del natalicio de Bartolomé Hidalgo, quien es considerado por algunas corrientes literarias e historicistas como el fundador de la lírica gauchesca rioplatense.
Para aquel 24 de agosto de 1988 habían sido invitados los payadores para ir a cantar en el Palacio Legislativo ante los integrantes del Parlamento uruguayo, por primera vez en la historia, lo que significaba sin lugar a dudas un reconocimiento más que esperado por muchos para esta manifestación cultural popular. Lógicamente, la cantidad de invitados a participar de aquel inédito recital era limitada, por lo que muchos que deseaban estar presentes quedarían afuera o como simples espectadores. Uno de los primeros convocados para hacerse presente fue precisamente Don Carlos Molina, invitación a la que muy respetuosamente renunció. Luego diría: «Yo no puedo hermano ir a cantar allí adentro donde están muchos de los que han condenado al pueblo a la mentira eterna… ¿con qué cara podría después ir a cantarle a la gente?» Y Carlos Molina estuvo ausente del primer y único recital hasta ahora de payadores en el recinto del Palacio de las Leyes.
De más está decir que la cultura nacional está en deuda con este hombre, del cual Eduardo Galeano expresó: «Según dice la tradición, el payador enfrenta al Diablo en el duelo final. Carlos Molina lo enfrentó desde el principio. Desde que abrazó su primera guitarra, nuestro poeta matrero desafió a los demonios enjauladores de la libertad. Y en eso estaba, seguía estando, cuando murió abrazado a su última guitarra». En el año 1989 protagonizó junto a la artista argentina Marta Suint, en Sydney Australia, la que se considera la «Primera payada del otro lado del mundo».
Una vez, Molina siendo entrevistado para el semanario «Marcha» el periodista le preguntó:
“- ¿Usted nunca ha payado con el diablo?
-Sí, sí… Con el diablo he payado. No hay otro diablo que la injusticia social, no hay otro diablo que los que se entrometen y obstruyen los destinos de mi país y mi continente. Contra ese diablo he payado toda mi vida…”
Falleció el 30 de agosto de 1998, a los 70 años.
De su Discografía;
«Coplas del nuevo tiempo” América Hoy LOF 014.
«El payador rebelde» Pincén, Argentina
«El arte del payador» vol. 1, junto a Gabino Sosa Benítez. Ayuí / Tacuabé a/e37. año 1982
«De muy adentro» Ayuí / Tacuabé a/m25k. año 1983
«Roja y negra la ternura» , edición no comercial, Australia
«El gallo y el alba» Ayuí / Tacuabé a/e152k. 1996
«El canto del payador» Ayuí / Tacuabé ae222cd.
De su producción en Libros:
«Cantándole al pueblo»: cantos libertarios. Segunda parte: «Poemas rurales», Ed. Editorial Cisplatina. año 1956
«Trovero del pueblo» Ed. Agrupación Libertaria Cerrito-Porvenir. año 1957.
«Tierra libre» Ed.Artes Gráficas, editado en el año 1958
«Rebeldías del camino» Ed. Lucha Libertaria, año 1961
«Yunques rojos» Ed. Librería Blundi. año 1963.
«Coplas del nuevo tiempo» Ed. Editorial Sandino. año 1970
«Grillos y terrones» Ed. Carlos Molina. año 1980
«El hombre y la copla» Ed. Ediciones Recortes. año 1995
«Yunta y surco»: versos criollos, junto a Aramís Arellano. Ed. Editorial Cisplatina de Chile.