Educar en valores, para con-vivir en Democracia

La democracia es una construcción humana, social e histórica. Nadie nace ciudadano. Nos convertimos en ciudadanos mediante un proceso de aprendizaje en el que vamos aprendiendo las razones que nos han llevado como sociedad a adoptar la democracia, mantenerla y defenderla, de generación en generación. El ejercicio de la ciudadanía se aprende interactuando con otros, y compartiendo sus valores universales.
Debemos asumir como sociedad, que hay que educar en valores para vivir en democracia, para formar ciudadanos concientes de sus derechos y de sus deberes para la convivencia en comunidad y para con el país.
Que disfruten de sus derechos y asuman sus deberes. No es suficiente nacer en una sociedad democrática para actuar como persona de pleno derecho en ella.
Democracia es un modo de vida en comunidad. Como sociedad, debemos asumir que hay que educar en valores, para que las generaciones jóvenes sean la garantía de respaldo a un Estado de Derecho, que se sientan identificadas con los valores democráticos y disfruten del placer de participar en la vida política y social del país.
Educar para vivir en democracia, educar en valores, es una compleja tarea que requiere un esfuerzo programado y sistemático, con fundamentos filosóficos, sicológicos y pedagógicos. Por supuesto, bases históricas.
Es una construcción personal a través de un trabajo socio-cultural. Padres y Docentes tenemos una prioridad fundamental, que es enseñar la teoría y con el ejemplo, los valores necesarios para la formación ciudadana de niños y de jóvenes. Nuestras formas de ser y de actuar, el ejemplo que se da y el modelo que se ofrece, van más allá de lo que se enseña curricularmente (intencionalmente). Si no predicamos con el ejemplo, pobre será el rescoldo.
Educar en valores implica orientar para la construcción moral autónoma, que no es individualismo, no es egoísmo, al contrario, es adquirir la capacidad de la autodeterminación responsable para facilitar el diálogo permanente en la convivencia social, en el ámbito plural que nos rodea y con el que tenemos que interactuar.
Es aprender a vivir en sociedad, a ser solidario, tener clara la responsabilidad con la patria, con nuestros congéneres. Eduquemos a nuestros jóvenes para que no sean sujetos pasivos, para que tengan una arraigada identidad nacional. Para que sean respetuosos de las opiniones de los otros en base a una fuerte empatía, que les facilite la solidaridad con el prójimo (por próximo).
Es muy bueno que se adapten al trabajo en equipo, aunque se sientan defraudados cuando no todos luchan por igual. Recuerden que sólo en nuestro diccionario éxito está antes que trabajo.
Dialogar es una oportunidad de aprendizaje a través de la reflexión y de la discusión, que permite ejercitar el espíritu crítico y fomentar la capacidad de cuestionarse y cuestionar. Educar para el diálogo es ayudar a madurar ideas y facilitar posibles cambios en nuestros comportamientos y creencias, ayuda al crecimiento personal y a compartir con los otros.
No sólo lo personal es válido, debemos aceptar que no tenemos monopolio de la verdad, pero sí tenemos libertad de opiniones y que el disenso es legítimo. El diálogo permite educación emocional porque requiere control de emociones y de impulsos.
Los jóvenes lectores se estarán preguntando ¿qué competencias necesitan adquirir para ejercer una ciudadanía activa, defensora y propia de un régimen democrático?
He partido de una aseveración: “no se nace ciudadano” nos convertimos en tales cuando realizamos cierto proceso de aprendizaje.
Veamos algunas de las competencias:
1) Intelectuales y críticas, es la capacidad de analizar, cuestionar, interpretar y valorar informaciones, en lo posible, construir explicaciones y respuestas en el disenso, que puedan generar cambios (transformaciones).
2) Búsqueda de equilibrio entre consenso y disenso, con habilidades dialógicas.
3) Que faciliten la convivencia (con y no contra).
4) Tolerancia, aprender a respetar y a manejar la ira.
5) Educación cívica, conocer los valores básicos del sistema democrático: pluralismo, tolerancia, diálogo racional, espíritu crítico.
6) Valores intrínsecos del sistema democrático, libertad, igualdad, justicia, soberanía popular, autoridad legítima, regla de las mayorías, con respeto de las minorías.
7) Recordar que el orden social es perfectible. Orden social son: leyes, instituciones, costumbres.
Recuerden: la democracia siempre es perfectible porque es obra de humanos, que no somos perfectos.
Prof. Teresita Pírez