Sociales

El Caudillo civil

150 años del nacimiento de Luis Alberto de Herrera

 

Para intentar definir al Dr. Luis Alberto de Herrera tenemos que empezar por decir de las variadas facetas de su actuación pública.

 

Tal vez lo que más se conoce es su dimensión de caudillo civil del Partido Nacional. Fue líder popular porque el pueblo lo aclamó y confió en él en innumerables campañas políticas en sus 85 activos años.

 

Fue un pensador profundo en el que «los libros le iluminaron la senda y ensancharon el camino». Ideólogo que con inteligencia adaptó sus ideas a su condición de conductor y de caudillo civil.

Fue abogado, sin que le apasionara el ejercicio de su profesión.

 

En sus años juveniles abandonó la capital, su familia y sus estudios para incorporarse a las revoluciones saravistas de 1897 y 1904. En los campamentos con Aparicio Saravia sintió la fascinación que ejercía este caudillo campesino, aprendió que los pueblos necesitan de conductores que los representen en sus justas reivindicaciones que nacen de lo más profundo de la nación.

 

En 1928 el «jinete de las viejas montoneras, bohemio en las redacciones de diarios, paisano en los campamentos, sencillo y cordial en su vida privada» al decir de Eduardo Víctor Haedo, supo ser gran señor de la diplomacia representando a nuestro país como Embajador Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en misión especial ante la Corona Británica. Allí fue recibido por el rey Jorge V en Buckingham, visitó el catillo real de Windsor, asistió a una sesión de la Cámara de los Comunes, en el teatro fue invitado al Palco Real.

 

Visitó la Universidad de Oxford. Entre 1901 y 1903 fue nombrado por el gobierno uruguayo Secretario de la Legación en U.S. A. y México.

 

Una actividad a la que le dedicó mayor tiempo fue de historiador revisionista de etapas de nuestra historia que aún estaban poco claras. «Honrando el pasado, pero con la mira puesta en el país, quienes quieren gobernar deben conocer la historia que se convierte en una disciplina fundamental para afianzar el ideal de nación». «Los partidos deben ser los canales naturales de expresión de la soberanía popular, por tal razón necesitan tener bien arraigadas sus tradiciones y los que ejercen el poder partidario ser fieles expresiones del sentir del pueblo, basado en lo más profundo y más lejano de los ideales históricos». «Mal podemos llegar a nuestras raíces si no las conocemos. Mal podemos ser la expresión de una nación si no compartimos sus ideas, sus necesidades, su espiritualidad, si cuando decimos que los representamos estamos usando doctrinas foráneas creadas por y para otras realidades de otros pueblos».

 

En tal sentido Herrera quiso ser «hombre de patria, no de cualquiera o de todas, sino de la propia» «nosotros solo queremos ser orientales, nada más que orientales».

 

Tomando palabras del Dr. Héctor Gros Espiell (nadie ignora la inteligencia y trascendencia de este señor), así lo define: «lo conocí en 1947, hacía menos de un año que había aparecido el libro POR LA VERDAD HISTÓRICA, mi generación se sintió motivada y entusiasmada por lo que allí se expresa porque el Dr. Herrera hizo que, a través de la revisión histórica, gran parte de la juventud uruguaya que nacía a la vida pública en esos años, comulgara con sus ideales y con su lucha.

 

El Herrera periodista escribiendo en el Debate generó la aparición de varios libros: «Por la patria» 1898, «La tierra charrúa» 1901, «La diplomacia Oriental» 1908, primer tomo y en 1911 el segundo tomo de este mismo libro, «El Uruguay internacional’1912, «La Revolución Francesa y América del Sur» 1912, «Bs. As. Urquiza y Uruguay» 1919, «La clausura de los ríos» 1920, «El drama del 65» en 1926, «Misión Ponsomby» 1930, «La paz de 1828» 1940, «Orígenes de la Guerra Grande»1941, «Por la verdad histórica» 1946, *La seudo historia del Delfín»1947. Vaya si habrá escrito grandes y buenos libros.

 

Obsérvese la variedad de temas tratados en profundidad y con criterio revisionista de sus libros.

Fue hombre de partido, pero por sobre todo fue hombre de patria. De Oribe a quien admiró y reivindicó, aprendió a enfrentar a los usurpadores, de Aparicio Saravia supo de la necesidad de ponerse al frente de los pelotones revolucionarios, de las multitudes aprendió a disfrutar de la popularidad. Como todo hombre público enfrentó a muchísimos adversarios, muchas veces del mismo Partido Nacional, que lo acusaban de haber cambiado su postura en el transcurso del tiempo.

 

Con sus propias palabras justifiquémoslo: «se habla que hemos cambiado. El hombre público que no cambia en el transcurso del tiempo y a la par de las cosas, prueba que la experiencia no le ha dado cosecha, que no ha meditado, que no ha recogido la filosofía que brota de los hechos, que nada ha aprendido en el correr de la vida, muestra ignorar que los dirigentes estamos obligados por los hechos políticos a adaptar nuestra acción sincera a la realidad que nos rodea. Hemos cambiado nosotros porque han cambiado los acontecimientos y sus conceptos. Yo no envidio la suerte del agua estancada ni del árbol seco cuyo mérito es haber perdido las fuerzas vitales. Lo importante es cambiar sin dejar por el camino la conciencia. Lo que hay es cambio de época, la realidad no siempre es igual. Nos adaptamos al terreno que está bajo nuestros pies, adaptamos nuestra conducta y nuestra marcha a los sucesos que nos crean las circunstancias vitales del país que es el que más interesa».

 

«El mejor catedrático de mi vida es la experiencia que voy recogiendo a puñetazos con la vida, por las calles, por ahí, caminando en mi país y fuera de él. «La vida enseña mucho y yo posiblemente por ser un tiento tan sobado por la vida, es que habla con esta filosofía mansa de todas las cosas, a veces hasta demasiada mansa, porque para todo encuentro explicación y excusa». Todos estos textos son extraídos del Diario de sesiones de la Convención Nacional Constituyente y Diario de sesiones de la Cámara de Senadores.

 

Nadie duda que representó un sentir popular, que fue hombre de pensamiento serenamente liberal que siempre buscó soluciones nacionales, sin olvidar su esencia profundamente fiel al Partido Blanco.

 

Decía en 1940: «venimos de lejos y traemos el caballo sudado. Salió y retorna escarceando, aunque la marcha ha sido pesada. Todavía hay caballo para otra jornada y esa la hemos de hacer siempre al freno hasta la última legua». «En el largo viaje y a la hora en que el crepúsculo de la mañana se confunde en la melancolía del crepúsculo de la tarde, no hemos dejado olvidada ni perdida ninguna prenda del apero». «Hoy, como ayer, como anteayer, guiado por el deber patriótico, que es estrella polar» (El debate, abril 1943).

 

En su adultez escribe: «ahora ya traspuesta la loma y con el sol a la espalda aliento la misma fidelidad a la libertad que juré en el delirio juvenil, con la única diferencia de que ya se otro poco de sus complejidades y de lo mucho que cuesta adquirirla y trasladarla de los papeles a la entraña popular».

 

Sintetizando su pensamiento y su acción, podemos decir que hay líneas fundamentales que hoy quisiéramos expresar porque son un valioso ejemplo para ciudadanos y políticos:

 

  1. Sentimiento de respeto por todo lo que simbolice patria, «la patria está por encima de todos y de todo y es el fruto del trabajo amasado por muchas generaciones que volcaron al pasar, su cántaro».

 

  1. Sentir profundo visceral por la defensa de la soberanía oriental que es sagrada. Tomamos como ejemplo su oposición inclaudicable a la instalación de bases militares de U.S.A. en nuestro territorio. Dijo: «Uruguay debe procurarse buenos amigos, pero sin el menor desgarro de su soberanía».

 

  1. No debe mantenerse ningún gobierno contra la voluntad popular, el contacto de los gobernantes con las masas populares debe ser directo y constante, ellas enriquecen la actuación política.

 

  1. En política internacional debe mantenerse una estricta neutralidad. Político de amplia experiencia, buen conocedor de la historia del país y consiente de que la política internacional es implacable y más dura que la política interna, aconseja: «gobernar es decidir y es prever, es ir andando, pero saber a dónde se va a llegar». «Cuando un país tiene a su lado dos vecindades formidables, abrumadoras por su peso, nada más aconsejable que preocuparse del cuidado celoso de sus fronteras». Agrega «fraternidad imperecedera que nos vincula a nuestros vecinos, son sonseras, las nacionalidades son organismos vivos y egoístas y el choque económico provoca fatalmente la ruptura de relaciones sentimentales». (Del libro Uruguay Internacional).

 

  1. En «El Debate», abril de 1943 expresa: «el Uruguay tiene que resolver su política internacional consultando en exclusivo sus conveniencias. «Pequeño y débil, su política internacional no puede igualarse a la de los grandes, las circunstancias nos imponen una acción discreta, moderada, bien dirigida».

«Mucha lealtad en los procedimientos con ambos vecinos sin meternos en sus pleitos internos quedando a la recíproca», El Debate, junio 1943. En 1945 reitera: «lo criminal es el desmembramiento de la soberanía en los grandes conglomerados imperiales en serie de concesiones que nos van dejando sin otra realidad que la de poder cantar el Himno o izar la Bandera”

 

Prof. Teresita Pírez

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