Nicolas Fariña
El escultor del homenaje al contrabandista
Lo ve como un modo de vida y no como una evasión fiscal, que ya forma parte de la cultura de una sociedad fronteriza con el Brasil.
Desde hace unos años, con la anuencia de las autoridades de la época, nos referimos al ex intendente Sergio Botana y las anteriores autoridades del Ministerio de Transporte y Obras Publicas en el período Tabaré Vázquez, un escultor de Cerro Largo, Nicolás Fariña, construyó una muestra con basura reciclada para homenajear a los «quileros», inspirada en la canción «Camino de los quileros a la sierra de Aceguá», de Osiris Rodríguez Castillo
Bajo el nombre de «Al pobre que lleva pan», la muestra está colocada, fija, sobre el cantero de la Ruta Nacional Nro. 8 y representa el «esfuerzo que hacen las personas para ir a la frontera».
A cinco años de haber inaugurado esa muestra arquitectónica, Fariña, escultor y encargado de seleccionar los elementos a utilizar y darle forma a los trabajos, destacó la significación que han tenido esas piezas instaladas allí, recordando a los lectores que se trata de un conjunto de cinco estatuas hechas con chatarra, de 4 metros de altura aproximadamente. Desde que se instalaron en de forma permanente en ese lugar han sido visitadas y vistas por miles de personas y refleja «el camino de los quileros por las sierras de Aceguá», dijo. El artista indicó que «esta obra es sobre el ser humano, sus sentimientos, sus pensamientos y el sacrificio que han tenido los habitantes de la frontera para arrimar el pan a sus hijos, abaratando el costo yendo a Brasil y al regresar cargados, sorteando a los aduaneros y a la Policía por caminos lejanos a las rutas nacionales para no ser vistos».
«Bagayeros»
Aceguá es un pequeño pueblo brasileño que está en la frontera con Uruguay, muy cerca de Melo; allí iban los contrabandistas o «bagayeros» a comprar «yerba, caña y raspadura» para después vender los productos en Uruguay y así ganarse el pan. Iban en primer lugar a caballo, con barriles de caña blanca, huyendo de los uniformados. Luego, entre los años 1960 y 1980, lo hacían en bicicleta por un camino entre las sierras, de noche o de madrugada, para que la Policía o la Aduana no los agarraran. Más adelante, prepararon sus motos, en las que cargan hasta 14 garrafas de supergás, entre otras las mercaderías. «Estuve trabajando dos años antes en este proyecto, fueron inauguradas en 2018, bueno, en 2017 comencé a armar todo”, dijo Nicolás.
Se trata de un mundo de obras llamadas «El pobre que va por pan y las esculturas reflejan a la bicicleta, la moto, el caballo y la mujer que hacía el surtido con sus valijas. Y la idea fue la de representar todas las épocas del contrabando llamado hormiga», sostuvo.
Siempre fue el objetivo que esto represente claramente el sacrificio de esta gente».
Nicolás Fariña le brotó la vocación de hacer esculturas reutilizando objetos olvidados. A través de rulemanes, tornillos, pernos, chasis, latas y chatarra en general, plasma diversas figuras humanas y de animales. «De niño paseaba con un imán por la calle para ver qué atrapaba para hacer mis propios juguetes», recuerda. Ya ha mostrado su arte en varias exposiciones. «El 4 de agosto 2017 en la Casa del Artesano en Melo: ahí comenzó todo para mí», relató. En octubre expuso en Treinta y Tres, en noviembre en la Casa de la Cultura de Lavalleja, en 2018, hace 5 años, estuvo en el Este, donde presentó sus obras en la Casa de la Cultura de Maldonado y desde ahí su carrera siguió con alta aceptación. El año pasado en Melo fue el que organizó una exposición de talladores en madera en el Teatro de Verano. La otra veta que halló en su carrera fue tallar en madera, en el Bio-parque de Melo hay varias obras del artista.