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OCDE-FAO: Hay un gran potencial de expansión para la producción de alimentos en América Latina y el Caribe

Informe conjunto de OCDE y FAO señala que en la región habrá un crecimiento de la producción agrícola y que en 2031 representará el 18% de las exportaciones mundiales de alimentos.

Santiago, Chile | Según el nuevo informe Perspectivas Agrícolas de la OCDE-FAO, se prevé que la producción agrícola y pesquera en América Latina y el Caribe crezca un 14% en los próximos diez años.

El informe explica que alrededor del 64% de este crecimiento emanará de la producción de cultivos, el 28% del sector ganadero y el 8% restante de la pesca.

Para 2031, la región seguirá siendo el mayor productor de soja del mundo, representando el 53% de la producción mundial. La contribución de la región a la producción mundial de cereales es menor, pero su participación en la producción de maíz aumentará a casi el 18% para 2031.

La producción avícola representará más del 55% del crecimiento de la producción de carne para 2031, y la producción bovina y porcina representarán el 29% y el 16%, respectivamente. La producción pesquera se recuperará de una modesta contracción en los últimos diez años, para registrar un crecimiento del 12% para 2031.

Se espera que continúen los aumentos de la productividad, con aumentos de rendimiento promedio de alrededor del 10% proyectadas para 2031 para la mayoría de los principales cultivos.

 

Las emisiones de GEI crecerán marginalmente

El nuevo informe OCDE-FAO proyecta que las emisiones de gases de efecto invernadero crecerán marginalmente, en un 0,1% por año, durante la próxima década. La mayor parte de este aumento provendrá de la producción de cultivos, donde las emisiones aumentarán un 3,2% durante los próximos diez años, en comparación con un aumento del 2,3% de la producción ganadera.

Sin embargo, en relación con el valor neto de la producción agrícola, las emisiones por unidad de valor de producción disminuirán, aunque a un ritmo más lento que en el pasado.

 

Los consumidores están cambiando lentamente sus patrones dietéticos

También advierte que la calidad de los alimentos que consumen los segmentos de bajos ingresos de la población regional tiende a verse afectada por los persistentes desafíos de la pobreza, y que la inestabilidad macroeconómica y los precios de los alimentos pueden tener un impacto considerable en la seguridad alimentaria de la región en la próxima década.

Tras un descenso a corto plazo, influido por el impacto de la pandemia en el poder adquisitivo, se prevé que la ingesta calórica media per cápita aumente en el mediano plazo hasta alcanzar las 3077 kcal/día en 2031. Esto supone un aumento de 60 kcal/día desde los niveles de 2019-21, y se atribuye principalmente al consumo de productos de origen animal.

A pesar de una disminución en el consumo, América Latina y el Caribe seguirá siendo la región con mayor consumo de azúcar en el mundo per cápita. Se espera que la ingesta de proteínas per cápita aumente a 89 g/día para 2031, un aumento de 3,1 g/día. Los productos animales contribuirán con la mayor parte de este aumento -más del 70%- principalmente por un mayor consumo de productos lácteos.

Se prevé que el consumo de carne per cápita aumente solo un 3,3% durante la próxima década. El consumo de pescado, que per cápita es solo alrededor de la mitad del promedio mundial, aumentará solo 1 kg/cápita, hasta alcanzar los 10 kg.

 

El comercio abierto es crucial para el sector agroalimentario de la región

El informe de la OCDE-FAO señala que, para 2031, se espera que la región represente el 18 por ciento de las exportaciones mundiales de alimentos.

El sólido crecimiento de la oferta permitirá a la región consolidar su posición como un importante exportador: Para 2031, la región representará el 61% de las exportaciones mundiales de soja, el 59% de azúcar, el 45% de harina de pescado, el 43% de maíz, el 40% de carne de res y aceites de pescado, 32% de aves y 25% de etanol.

Dada la importancia de la región en el mercado internacional, el grado de apertura al comercio tendrá consecuencias significativas para el sector y para la seguridad alimentaria global.

Foto de Mariana González | FAO.

 

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