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Exposición de fotografías

En la terminal de ómnibus de Melo se está llevando a cabo una muestra que reúne los trabajos de varios participantes

Tanto aficionados como semiprofesionales, que presentaron sus obras en el concurso organizado por el Centro Comercial e Industrial de Cerro Largo. Aunque algunos no recibieron premios, sus fotografías están ahora expuestas para el disfrute de quienes transitan por la terminal, un lugar por donde circulan semanalmente alrededor de 30.000 personas.

La temática central del concurso fue la propia terminal de ómnibus, y aunque la fotografía ganadora no muestra directamente el edificio, sí representa uno de los murales en su interior, lo que el jurado consideró representativo. Sin embargo, todas las obras presentadas, premiadas o no, pueden ser apreciadas por el público, destacando la variedad y calidad de los trabajos expuestos.

UN LUGAR CARGADO DE HISTORIA Y VIVENCIAS

La Plaza de las Carretas, hoy conocida como la terminal de ómnibus y taxis de Melo, es un lugar cargado de historia que refleja el desarrollo económico, social y cultural de la ciudad. Situada al norte de Melo, este espacio no siempre fue lo que es hoy. Su evolución a lo largo de los años, desde un área de tránsito agrícola hasta convertirse en el centro neurálgico del transporte urbano, cuenta la historia de una ciudad que creció y cambió junto a las transformaciones del país.

En sus orígenes, la “Plaza de las Carretas” era un lugar destinado al tránsito de carretas y carros tirados por bueyes, caballos y mulas, elementos esenciales para la economía rural de la época. Estos carruajes transportaban mercaderías como granos, (maíz y trigo) además de harina y otros productos agrícolas desde las Chacras de los alrededores hacia el Molino Gramón, además de otros productos de chacras de la región hacia el mercado local. El nombre «Plaza de las Carretas» deriva precisamente de este constante ir y venir de carretas que utilizaban la zona como punto de encuentro y descanso.

EL VIEJO MOLINO

Uno de los elementos más importantes que rodeaba esta plaza era el Molino Gramón, (Hoy el UTEC) un referente económico en la zona. Este molino no solo proporcionaba harina y otros productos derivados de la molienda de granos, sino que también generaba empleo y ayudaba a dinamizar la economía local. La Plaza de las Carretas era testigo del cargamento y descarga de grandes cantidades de productos provenientes de la región, lo que la convertía en un espacio clave para el comercio de la época.

COMERCIOS EN SU ALREDEDOR

La plaza también albergaba a la herrería y carpintería de la familia Rodríguez, donde se fabricaban y reparaban los elementos necesarios para las carretas y carros que circulaban por la zona. En este lugar, se construían ruedas, llantas, rayos, yugos y otros implementos que facilitaban el transporte agrícola. Además, la carpintería se dedicaba a la fabricación de carros de Pértigo, carretas, sulkys, porteras y cepos, esenciales para el trabajo rural. La presencia de esta carpintería histórica aportaba un dinamismo adicional a la plaza, ya que muchos agricultores y transportistas dependían de sus servicios para mantener sus equipos en condiciones óptimas.

LLEGABA LA MODERNIDAD

Con el tiempo, y a medida que la modernidad fue avanzando, las carretas y los carros de bueyes dieron paso a los vehículos motorizados. La plaza, que durante tanto tiempo había sido un punto de encuentro para el transporte agrícola, comenzó a transformarse. La llegada de automóviles y ómnibus cambió la fisonomía del lugar, y con ello, la Plaza de las Carretas fue adaptándose a las nuevas necesidades de la ciudad. Eventualmente, el lugar se convirtió en lo que hoy conocemos como la terminal de ómnibus y plaza DIONISIO CORONEL, donde también paran los taxímetros de la capital de Cerro Largo, un punto de conexión vital para los viajeros y residentes.

TRANSFORMACIONES

La transformación de la plaza no fue sólo física, sino también simbólica. Lo que antes era un espacio destinado al trabajo rural y al comercio local, se convirtió en un lugar de tránsito y movilidad, reflejando el cambio de una economía basada en la agricultura hacia una más diversificada y moderna. En este contexto, la terminal de ómnibus se erige no sólo como un punto de conexión entre la ciudad y otras localidades, sino también como un símbolo del progreso y la adaptación a los tiempos modernos.

Hoy en día, la terminal de ómnibus de Melo es un lugar por el que circulan miles de personas semanalmente. A su alrededor, la plaza alberga comercios, supermercados, redes de cobranzas y otras instalaciones que sirven tanto a los habitantes de la ciudad como a los viajeros que transitan por la zona. Sin embargo, a pesar de estos cambios, el pasado de la plaza sigue presente en la memoria colectiva de los habitantes de Melo.

Monumentos y referencias históricas en la zona, como el homenaje a la madre o el antiguo molino Gramón, hoy convertido en una universidad, recuerdan ese pasado lleno de actividad agrícola y comercial. También se conservaba hasta hace poco, la vieja carreta que, en su momento, estuvo allí como homenaje a la Plaza de las Carretas, evocando una época en la que los bueyes y los carros eran los protagonistas del paisaje. Además, las fotografías históricas que muestran el paso de camiones y el estacionamiento de estos vehículos, junto a los carros que transportaban harina y granos, son un recordatorio visual del importante rol que la plaza jugó en el desarrollo de Melo.

La Plaza Dionisio Coronel, como también se la conoce hoy en honor a este personaje histórico local, sigue siendo un lugar de relevancia. En donde hoy está la fuente de los 200 años, era donde antes se soltaban los bueyes y caballos, es un testimonio de la evolución de este espacio. Las antiguas alambradas que rodeaban los bañados han dado paso a una plaza moderna, pero el espíritu de la Plaza de las Carretas sigue vivo en los recuerdos y en la historia de la ciudad.

Hoy es un espacio que ha evolucionado junto con la ciudad y sus habitantes. Su transformación refleja el paso del tiempo y el cambio de las actividades económicas, pero también destaca la importancia de preservar la memoria histórica de un lugar que, durante décadas, fue el corazón del comercio y el transporte rural en Melo.

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